Sobre todo en los casos de personas que sufren ataques de pánico con agorafobia, y que generalmente son medicados cuando acuden a su médico, con ansiolíticos y antidepresivos, sería muy útil la actuación psicológica en las fases inmediatas al primer ataque, que reducirían los miedos asociados, impedirían el comienzo de conductas rituales evitativas en los pacientes, evitarían largos periodos de medicación y disminuirían el coste del tratamiento, tanto farmacológico como psicológico. Lo normal no es esto, como nos explican. Lo normal es que la persona que sufre un ataque de pánico (miedo intenso con sensación de muerte inminente que aparece de repente sin una causa que lo explique) coja miedo al lugar donde le pasó, a estar con las personas con que se encontraba en ese momento, y que posteriormente vaya agregando un mayor numero de miedos a los iniciales. Así, es fácil que empiece a evitar: salir, estar en lugares donde no pueda huir (cines, centros comerciales, reuniones sociales, clases, cursos, autopistas) que empiece a controlar todo lo que hará ante cualquier situación. Pasará a ser una persona indefensa y llena de temores y dudas. Acudirá al médico, quien le dirá que fue un ataque de ansiedad, y seguramente le recetará una benzodiacepina que actúe como ansiolítico (un tranquilizante) y un antidepresivo. A partir de ahí la persona comienza a elaborar ideas absurdas sobre su situación tales como: “me estoy volviendo loca”. Busca información sobre la ansiedad y sobre la depresión y con lo que lee en lugar de reducir su ansiedad, la aumenta, pues empieza a tener síntomas que ha leído, a darle importancia a síntomas que ya tenía, pero que no asociaba con el problema del pánico, y toda esta sintomatología concomitante se va añadiendo. Pasa también a depender de su tranquilizante, cada vez para más situaciones que ha de afrontar en su vida diaria, y deja de realizar otras actividades para prevenir posibles futuros ataques. Con todo ello el miedo va en aumento. Con la información de los prospectos de los medicamentos, de lo que lee y de lo que escucha a personas de su entorno, le surgen miedos a la dependencia que causan los fármacos que toma, a que por desarrollar tolerancia hacia los mismos tengan que subirle la dosis inicial, etc.
Posiblemente, su médico le haya dado un volante para acudir a los servicios de salud mental, o se lo dará en la segunda consulta cuando acuda a por nuevas recetas. Una vez que tiene su volante para acudir a un experto en salud mental (psicólogo o psiquiatra) esperará que le den hora y seguirá con su problema, al que ve ya como algo insuperable. |
| Toda esta “bola de nieve” que se ha ido haciendo cada vez más grande, con miedos, fobias, y sintomatología concomitante, se hubiese evitado si un psicólogo clínico hubiese visto a la persona nada más sufrir el primer ataque que desencadenó todos sus síntomas, le hubiese explicado con detenimiento y tiempo que le ha pasado, que es la ansiedad, como se supera y sobre todo que no va a morirse por un ataque de pánico. Después le ayudaría a encontrar la causa que le llevó a sufrir dicho ataque, y a buscar una solución a esa causa. Le enseñaría a afrontar las situaciones, a relajarse, ha evitar los pensamientos obsesivos, a superar el problema y a continuar con su vida. |
Después de años con un problema psicológico, se consigue el mismo resultado positivo de los tratamientos, pero dichos tratamientos son más largos, y generalmente en todo el tiempo transcurrido, se han ido añadiendo al problema inicial otros, que lo enmascaran y lo complican.
Desde psicologiaenleon.com queremos agradecer a los profesionales de American Psicological Center en León, su atención y explicaciones sobre el ataque de pánico. |
